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Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas – Más voces, más unidas (soberaniaalimentaria.info)

El 17 de abril, Día Internacional de las Luchas Campesinas, hacíamos un hueco para intentar
plasmar, aunque sin saber muy bien por dónde empezar ni cómo ordenar, todo lo vivido,
pensado, leído, debatido, …desde que la llegada de la pandemia irrumpía en nuestras vidas
alterando de golpe cualquier plan previamente diseñado. Algo, el adaptarse constantemente a
imprevistos, reorganizando, observando, que forma parte de nuestro día a día en la tierra y a
lo que estamos acostumbradas las agricultoras, siempre mirando al cielo, tocando la tierra,
descubriendo nuevos insectos, …lo que nos hace aprender a ser flexibles, pacientes,
resilientes.
De todo ello, hacía ya más de un mes. Un mes que mirando atrás dejaba la sensación de un día
muy largo, pues los ratos en los que paraba el cuerpo, continuaba la cabeza, más en un día
como ese, muy señalado cada año en nuestras agendas.
Día de homenaje y reivindicación que desde el sector productivo agroecológico, diversos
colectivos del ámbito social, agrupaciones ecologistas, de consumo responsable,…
organizábamos con ilusión para ponerlo en valor y reforzarlo. Escribiendo manifiestos,
diseñando actividades de sensibilización, abriendo nuestras fincas (siempre abiertas),
celebrando encuentros,…
Este año la Naturaleza volvía a recordárnoslo, con más fuerza si cabe, y vuelve a ser una parte
de su población humana la que continúa de espaldas a la evidencia, por eso toca gritar más
alto y más unidas.
Para seguir recordando la necesidad de un nuevo modelo agroalimentario, agroecológico,
local, respetuoso con las personas y el planeta, la necesidad de una transición ecológica y
social justa. Resaltar el papel fundamental del campesinado y las zonas rurales para la
alimentación de la población, especialmente visible en este escenario de pandemia y
desglobalización, del que debemos tomar nota y aprender a favor del diseño de sistemas
agroalimentarios saludables y sostenibles (agroecológicos y locales) garantizando el Derecho a
la Salud y a la Soberanía Alimentaria. Más aun viviendo en un mundo en el que los
monocultivos ocupan aproximadamente el 80% de los 1500 millones de hectáreas existentes y
sobre los que se aplican alrededor de 2300 millones de kg de pesticidas anuales para el control
de plagas (Miguel a. Altieri y Clara I. Nicholls).
Datos que asustan y que, frente a crisis como la actual, ponen aún más el foco en la
Agroecología como fuente de alimentos sanos (tan importantes para el incremento de la
inmunidad y consecuente prevención de enfermedades), refuerzo de tejidos locales de
producción y distribución, de cohesión social, de empleos dignos y saludables para las
personas y el medio ambiente.


En marzo, desde que se comenzó a complicar la situación, ya entre las propias personas
productoras empezábamos a tejer redes de apoyo. Compartiendo dificultades,
preocupaciones, necesidades, intercambiando información, complementando producciones,
interesándonos por dar salida a posibles excedentes, repartiendo ánimos… ¡la unión hace la
fuerza!!
Para nosotras suponía un duro golpe el cierre de coles y restaurantes pero, sobre todo y para
todas, más lo era la cancelación de los mercados de calle. Paradógicamente lo primero en
suspenderse. Lo leíamos en los bandos de todos los Ayuntamientos sin entender muy bien la
razón. El Gobierno, como no podía ser de otra manera, declaraba como servicio esencial el
abastecimiento de alimentos, permitía la apertura de comercios minoristas de alimentación y
los desplazamientos a dichos establecimientos, obviamente con una serie de medidas
higiénico-sanitarias de contención frente a contagios. Medidas más fácilmente adaptables
precisamente en dichos mercados no sedentarios (ubicados mayoritariamente en espacios
abiertos, donde se realiza una comercialización directa productor-consumidor, sin
intermediarios, sin apenas desplazamientos, de alimentos frescos, de temporada, libres de
productos químicos, con mayor nivel nutricional por lo tanto,…)
Con el objetivo de que no se penalice el abastecimiento de proximidad (por otro lado, el que
tiene más sentido de ser en nuestro modelo de producción), durante este tiempo cada
proyecto hemos ido adaptando nuestras líneas de venta, gestionando envíos a domicilio,
facilitando la recepción de encargos con antelación para recogida en finca,.. tratando de
minimizar tiempos de exposición y dificultades de desplazamiento. Los Grupos de Consumo,
siempre fieles y pilar fundamental de este modelo agroalimentario sostenible y saludable,
también han ido paralelamente reorganizándose para mantener el acceso a sus alimentos,
procedentes de las huertas de su comarca.


En algún momento se nos volvió todo bastante cuesta arriba. A fin de velar por la salud de las
personas, potenciar las medidas de confinamiento y el cumplimiento de las normas higiénicosanitarias
(distancias de seguridad, nº de personas trabajando de forma simultánea, tiempos
de exposición,…) hubo que reducir personal y horas de jornada laboral en campo, en un
momento muy delicado de la campaña en el que lógicamente el trabajo en la tierra (laboreos,
siembras, plantaciones,…) debía continuar, pues lo contrario supondría la falta de cultivos de
verano y con ello echar al traste la viabilidad del proyecto. Reducciones que también
repercutían en la planificación, teniendo que reorganizar y priorizar tareas, dejando nuevos
proyectos e iniciativas a un lado.
En nuestro caso particular, además, las nuevas normas conllevaban dificultades extra de
logística en cuanto a los desplazamientos al trabajo, al tratarse de personas con necesidades
de apoyo. Limitaciones logísticas que también empezaban a afectarnos en lo referente al
transporte y entrega de envíos, así como subidas de precios en diversos aprovisionamientos.
Aparte de la preocupación generalizada por la situación, que en algún momento hacía flaquear
los ánimos, había que seguir cuidando que las personas que sacan el trabajo adelante cada día
en la Finca El Cabillón puedan seguir haciéndolo y que el sector ecológico y de producción de
alimentos siga adelante, por el bien de todas.
Fuimos habituándonos a la situación y rescatando la motivación e ilusión, pues las
consumidoras seguían respondiendo, apoyándonos y también esforzándose e ingeniándoselas
para ello. Al mismo tiempo que vemos cómo el trabajo va dando sus frutos, la primavera
continúa su curso (ya toca podar tomates, los calabacines van enseñándonos su flor, la hierba
acelera su crecimiento,…), las agujetas y algún nuevo músculo dolorido pasa a formar parte del
día a día como algo que entre todas las productoras compartimos ya entre risas.
Algo no tan compartido son las subidas ya comentadas (en ocasiones excesivas) en varios de
los productos de la cesta básica que traemos para poner a disposición de las personas
consumidoras para complementar sus cesta básica junto con nuestras frutas y verduras de
temporada en nuestra tienda. Subidas que venimos viendo incrementarse semana a semana y
cuya única respuesta a nuestra sorpresa se queda en “la repentina y descontrolada demanda”.
Algo que, por otra parte, pero sin subir los precios, también venimos comentando entre las
compañeras asturianas… y es que se estaba trayendo y consumiendo demasiado producto de
fuera !!!
Por ello, hay que repetir de nuevo: qué importante reforzar los sistemas agroalimentarios
agroecológicos y territorializados! Priorizando los productos locales y ecológicos en la compra
pública de alimentos para comedores colectivos (colegios, residencias, hospitales,…), mirando
la procedencia de lo que introducimos en nuestro carro de la compra, escogiendo salud para
nosotras, para las personas que los producen, para el medio ambiente y para el sistema
económico local.
Modelo agroecológico en el que la oferta y la demanda y los precios de los alimentos resulten
del acuerdo entre productores/as y consumidores/as y sean justos para ambos. Algo en lo que
desde la Fundación EDES y COCEDER venimos trabajando estos últimos años, mediante
proyectos de investigación participativa para el estudio de costes de producción de diversos
cultivos, con modelos agroecológicos de producción y comercialización.
Al hilo de esto, esta semana leíamos unas declaraciones de E. Macron, presidente de Francia,
en las que destacaba en primer lugar a la agricultura y la alimentación como uno de los bienes
y servicios que tienen que estar fuera de las leyes del mercado, reconociendo a la agricultura
como un servicio esencial que, por tanto, precisa un tratamiento especial. Aquí lo dejamos
esperando que no quede en el olvido, porque es una pena que haya tenido que darse una
situación de pandemia para que cayeran en la cuenta, pero ahora quedó dicho!!!
Dentro de todo, es cierto que nos pilla en la época de menor producción de las huertas
asturianas, cuando los cultivos de otoño-invierno se van acabando para dar paso a la
preparación de terrenos, siembras y plantaciones de la gran diversidad de cultivos de verano
(mejor no imaginarse cómo hubiera sido la situación en pleno mes de julio).
Pero en cualquier época del año y situación en Asturias, en ecológico, todavía somos pocas
personas y tierras produciendo, lo que sumado al gran potencial del campo asturiano, que esta
situación deja más que patente, …por qué no hacer de ello una oportunidad, una vía de
emprendimiento rural, estrechando la conexión campo-ciudad??